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martes, 6 de marzo de 2012

Mientras escribo oigo por la radio que han condenado a Garzón a once años. Confieso que, como la mayoría de la gente, no entiendo nada de jueces ni tampoco he estudiado leyes. No entiendo de jueces, no entiendo de leyes y después de esta sentencia no entiendo nada de nada. Debe ser la ley. La misma ley que permite que esto se hunda porque los bancos prestaron lo que no tenían, que tolera que esos directivos se hayan retirado con pensiones millonarias, que no impide que la corrupción esté debajo de mucho tocho, se pone dura para inhabilitar a un juez que juzgaba la corrupción. No sé ustedes, pero yo, que no entiendo de jueces ni de leyes, esto no lo veo justo.


Probablemente los jueces son sabios, y uno es torpe y zoquete por no entenderlos, pero por mucho que lo intento no los comprendo. No comprendo esa sabiduría suprema del Tribunal Supremo, al oírla me suena como injusticia. Legal. A lo mejor esos señores de negro lo hacen sufriendo en silencio y disimulan, obligados por la ley a machacar a un colega. Sí que hacemos mal las leyes, piensas cuando los que vemos como malos siguen haciendo maldades, y los que vemos como buenos son juzgados y castigados. Si es la constitución, peor. Si cada vez que nos arrean, nos dan con la constitución, quizás es que algunos nos equivocamos hace años votando sí.