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jueves, 13 de diciembre de 2012

Estas Navidades, ni el gordo de lotería podrá remediarlo, serán las navidades más tristes  y  pobres para millones de personas en nuestro país. Vas por la calle y parece que no pase nada, que todo sea igual que cada año. Tendremos, eso sí, caganers con la estelada, y alguno con la rojigualda,  las calles se llenarán de luces navideñas y comenzarán  a sonar villancicos por las puertas entreabiertas de los comercios. Es el momento de comprar los turrones de oferta en algún hipermercado, de decidir que este año no habrá reyes, que nos hemos vuelto republicanos, no tanto por los camellos como por los  elefantes, de no colgar regalos en el abeto de plástico porque vaya vaya, aquí no hay paga, de no dejar que cague un tíó más estreñido que nunca, de  pensar y hacer balance del año económicamente peor de nuestras vidas, como mínimo hasta el año que viene si Dios quiere. Así, mirado desde Diciembre, no me atrevo desear a nadie, sin mentir, feliz  2013 y próspero año nuevo. Hace tan mala pinta que levantamos la hoja del calendario del mes que viene  y llega para no irse el año próximo con el trece de la mala suerte. ¿Han pensado queridos lectores y lectoras que el año que viene cada martes será martes y trece?   

Messi ha batido todos los récords y los desahucios también. Los diarios deportivos se venden más que los otros, no porque haya crecido la afición, sino porque las malas noticias solo afectan a la clasificación general y no a  la situación personal. Ha cambiado todo, pero todo el mundo sigue votando casi igual. No sabemos cuando será el próximo referéndum ni la edad ni el importe de nuestra jubilación. Recortes que vienen, recortes que van, la vida sigue igual.

En cualquier caso no me hagan caso. Intenten ser todo lo felices que puedan, mientras la autoridad lo permita y el tiempo no lo impida. Yo no pido mucho. Me conformaría con poder escribir el año que viene un artículo que termine con un Felices Fiestas y Próspero año nuevo que me salga de dentro,  no solo por el cariño que les tengo,  sino por la esperanza razonable de que pueda ser medianamente cierto.       




      

lunes, 3 de diciembre de 2012

Gràcies, amables lectors, per haver-nos suportat durant aquesta campanya electoral. I si a més de suportar-nos, heu ficat dins l’urna la papereta d’ICV-EUiA, estem en deute amb vosaltres. Us ho devem tot, perquè sense vosaltres, sense els vostres vots, nosaltres no seríem res. Són els vostres vots els que ens fan créixer o encongir. Hem millorat, però no cal treure pit. Tot el mèrit és vostre. La democràcia no és un pis de propietat ni de  lloguer dels partits, pertany a la gent, encara que la gent no s’ho cregui.

Los resultados dicen que Viladecans no es Vic. Se equivocaban quienes creían que toda Catalunya era Vic, como también lo hacían quienes creían que toda Catalunya era Viladecans. Catalunya es diversa. Es Vic y es Viladecans, como Viladecans es Barri Antic y es Montserratina. Somos un país antiguo y saludablemente impuro, lleno de la fuerza que da la mezcla de sangres y orígenes, de sentimientos e identidades que se van soldando a distintos ritmos. Las urnas han reflejado la Catalunya real, que no es como la esperaban unos, pero tampoco como la esperaban otros.

El dia abans, el 24, vaig tenir sort. De cop i sobte, a la biblioteca, em vaig trobar amb el futur. Encara que sembli mentida cents de nens i nenes, més nenes que nens, l’omplien a vessar un dissabte pel matí per la presentació d’un conte “Judith y las muñecas monstruosas” de Noemí Trujillo, el primer llibre d’una editorial, Playa de Ákaba, filla d’una aliança improbable en temps electorals però que ha donat més d’un fruit. Viladecans y Getafe. Noemí Trujillo y Lorenzo Silva, flamant premi Planeta.


Que una autora nuestra congregue multitud de pequeñas lectoras, que el premio Planeta sea nuestro vecino y que aquí haya nacido una editorial, son luces que iluminan estos tiempos de sombra.